jueves, 25 de diciembre de 2008

30 de noviembre de 2008

Tres horas antes de que salga el avión, me pongo histérica al mecionarme mi vecina si estoy segura de que Vasa no necesita visado de tránsito para Grecia. Ni siquiera se le ha ocurrido llamar a la embajada. Desgraciadamente, ahora ya es tarde. Son las 5 pm y para más inri, es domingo. No me quedaré tranquila hasta que nos vea en Atenas comprándole a Fran algunas botellitas de whisky con las que alegrase la vida de vez en cuando, y tomando café con unos chipriotas que regresan a Larnaca. Destino para el próximo año, me digo a mi misma con una sonrisa en la cara.

Pasamos el último control de seguridad y emocionada por la ausencia de pegas policiales, me olvido el móvil, mi bolsita con el dinero y las llaves de la casa de Belgrado. Me percataré casia casi a punto de entrar en el avión. Al regresar, corriendo, los policias reconocen inmediatamente qué me pasa por la cara de susto que debo tener. ¡Qué cabeza! ¡Cada vez más despistada!

Nos montamos en el avión y el próximo objetivo es conseguir el visado egipcio. Yo me lo he gestionado en Belgrado, pero Vasa no. La señora de la Embajada, desgradable donde las haya, nos podía demasiadas pegas, así que hemos decidido sacarlo en la frontera sea cual sea su precio; no importa si hay que soltarle algunas librillas al poli entre las páginas del pasaporte.

Al final nos entra la risa al ver cómo se consigue el visado en tierra firme. Llegas, te acercas a uno de los múltiples bancos donde venden las pegatinas, te la pegas en tu pasaporte tú mismo, y se lo entregas al poli de turno para que te estampe un bonito sello en árabe. Así de fácil... y nosotros tanto sufrir y tantas conversaciones a gritos con la encargada de los visados egipcios en Belgrado. El turista es money, y si tiene money, entra.

A la salida nos espera Fran, que aguanta sonriente a pesar de las horas que son. Casi las 4 de la mañana. Según él, "horas normales" en Egipto. Es más, añade que es probable que haya atasco al entrar en la cidudad. Por suerte, sus expectativas no se cumplen. Atravesamos la capital egipcia por autopistas que la recorren por el cielo y llegamos a Dokki en unos 30 minutos y por unos 6€.

Descargamos las mochilas, nos tomamos la primera copichuela, charlamos un ratito y al primer canto de la oración, sobre las 5am, nos retiramos.

3 comentarios:

Alfonso dijo...

Lo del visado no me sorprende, me recuerda a Turquía :)

mmelekk dijo...

Sí, se consigue igual que en Turquía. La única diferencia es que en Belgrado nos dijeron que era "imposible" conseguirlo en el Cairo; que era necesario gestionarlo en Belgrado y para eso nos pedían un montón de papeles que me negaba a darle.

Según esta señora, no podíamos ir a quedarnos a casa de un amigo. Necesitábamos una reserva de hotel para cada día y, lo que es peor, la única posiblidad para hacerlo era a través de un pack turístico. Le dije que me negaba y que tenía una amiga que había estado allí 15 días antes en las mismas condiciones con las que yo quería ir ahora. Y la muy fresca, a grito pelao, me soltó "You know, madame, the world changes everyday. If you wanna go and risk, that is your problem. You will find yourself coming back to Belgrade".

De ahí mi cague previo al viaje y mi descojone cuando vi cómo se conseguía el visado realmente.

Alfonso dijo...

Pues me alegro de que os saliera bien. Teníais que haberle mandao una postal a la imbécil esa...